Me dijo que aunque las cosas duelan, hay que convivir con los dolores, porque no hay medicina para ese tipo de dolores.
Julio llegó con una brisa de aire nuevo, con el color del sol en mi piel, con nuevas metas y objetivos. Me mostró la cara más sincera de la amistad y me enseñó personas con un gran corazón en quien confiar.
Me enseñó que todavía hay quien valora la amistad, y hay esperanzas.
Agosto fue el verano; trabajo duro y diversión. La confirmación de gente maravillosa y grande. La confirmación de que aunque duela y lo tengas a tan solo unos centímetros, hay que aguantar los impulsos y las ganas de volverte frágil.
Pero pasó rápido y fugaz, para dar paso a los olvidos del verano.
Bienvenido Septiembre, aunque no me guste el paso del tiempo...
Alvaro_Didier
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